
Aún recuerdo la primera que te vi, no se como las personas podían pensar que eras una gatita, te veías pequeño, desvalido, solitario. Te pregunté si querías vivir conmigo, tu respuesta fue cierta y perentoria, buscaste mi calor, te acurrucaste en mi seno y partimos hacia nuestra vida en común.
La segunda vez que te recuerdo es bañado por mi madre, a la que para variar, no le importo tu herida en la pata, te remojo hasta el alma, te quito la suciedad, las pulgas y te dio la bienvenida a nuestra familia, en ese entonces compuesta por Milena, Raimundo y nosotras dos. Creo que él más impactado con tu llegada fue la Milena, de ser rey absoluto de sus tres "hembras", pasó a compartir sus dominios contigo... La relación nunca fue buena, los cientos de picotazos que te dio lo prueban, pero quizás por eso mismo te amé enseguida, por tu humildad. En vez de atacarlo y comértelo, aguantaste estoicamente el acoso de mi colorín pendenciero, respetaste su espacio y te dedicaste a conquistarme. Es que con esos ojos amarillos de niñito abandonado, esa tristeza perenne y tu guatita con súper poderes era imposible no amarte.
El gato de porcelana te puso mi madre, con tu tendencia a no moverte, pero barsa como eras al tercer día te tomaste la escalera, mi cama, mi alfombra de los gatitos, que te sigo aclarando que es MÍA, mi pieza, mi escritorio, mi ropa... que desde ese entonces dejaron de ser mías y pasaron a ser tuyas, toda yo incluida obvio. De repente despertaba en las noches, en una de mis buenas noches y ahí estaba tu blanca espalda cuidándome de mi misma.
Nunca hablaste mucho, excepto para reclamar por los baños y para pedir pescado. Sin embargo nuestras conversaciones eran largas, yo parloteando y tú cerrando esos ojazos amarillos, por qué cresta te fuiste, es que acaso mi amor no te bastaba, te odio por dejarme. Ni siquiera tu muerte puedo llorar con las lágrimas atragantadas en mi alma...quizás te llevaste lo último que me ataba a esta raza.
Guarde tus cosas, mi mamá y yo te hicimos una tumba y le puso un papiro encima, parece que no te gusto porque está medio amarillento. Me has venido a ver en sueños, no te basta con lo que siento para que me hagas sufrir más.
Extraño tu colita, tu presencia, tus no-maullidos, tus entradas al baño, tu pasión por el pescado, tu reticencia a los remedios, tus pelos, tus miradas despreciativas en el techo de al lado, te extraño completo, extraño tu olor, tu complejo de mantita de Lynus, tus burlas a mi madre, tus reclamos de niño mimado y extraño todo lo que no pude vivir contigo...
Aunque te hayas ido siempre seré Propiedad(casi exclusiva)deLukas