
Y aunque mi vida parezca lo más glamorosa que hay, tierra y gallináceas incluidas, no ando por la calle con millones de admiradores detrás. O sea en realidad tengo varios, pero ponen en duda mi capacidad de seducción. La mayoría anda en cuatro patas y sí lo reconozco poseo un gran arrastre entre las hembras. Los distintos perros y gatos, de quiénes más creían que hablaba, siempre terminan, no se por cuál misteriosa razón, en mis piernas o en mi regazo. Hay casos patéticos en que las mascotas me prefieren a sus amos, he sido la culpable de varias noches a la intemperie de perritos fina sangre y falderos. Esta es una de las pocas virtudes que me agrada tener, casi todos mis recuerdos están asociados con animales no-humanos. Creo que de ahí viene mi vocación científica, de hecho estudie Biología tres años, es que no puedo para hasta saber los cómo, cuándo, dónde… los por qué jamás tienen respuesta. Además, ¿en que nos entretendríamos si pudiéramos comprenderlo absolutamente todo?. Mejor las interpretaciones, si Cortázar dice que los gatos son teléfonos habrá que creerle, en todo caso ni así mi cuenta telefónica disminuiría a fin de mes. Cuatro felinos hambrientos confirman la teoría de la conspiración de Mulder, la verdad esta afuera de aquí.
Como ven soy un alma libre, a quien se le ocurre enseñarle a leer a las niñas y más encima con comics. Todos los interesados en alienación, Escuela de Frankfurt incluidos, escuchen mi consejo: jamás alfabeticen a los niños. Si quieren rebeldes, artistas, científicos y toda esa tropa de vagos que no estudia carreras tan insignes y rentables como periodismo, modelo top o narcotraficante regálenles esos cubitos con letras, de ahí a un futuro Matt Groening, Leonardo Da Vinci (dato rosa: él aprendió solo a leer por eso escribía al revés) o Cerebro solo un paso. Mientras el Gobierno gastaba millones de pesos en campañas pro-lectura a mi me castigaban por leer y no hacer mis tareas. Que culpa tengo yo que Pedro de Valdivia no haya leído “El señor de los anillos” para aprender como atractivizar las campañas militares. De haber previsto mi futuro más libros habría leído, porque más helados de manjar habrían acabado con el poco hígado bueno que aún me queda.
A pesar de todas las incoherencias que describo no estoy loca, ni me creo la peor de todas. Es sólo que la vida es tan inestable, en algunos segundos puedo estar muerta, entonces justo descubro que se me olvido hacer lo más imprescindible: VIVIR. Mi apodo es Nube, en realidad niña nube, “para mi no existe, la verdad no es más que un chiste” así caminando por el limbo se pasa mejor y se descubren cosas más entretenidas. Por ejemplo: luego de años de concienzuda reflexión y de comprobación empírica puedo decir que el cangrejo es inmortal porque existe una necesidad real de los humanos por llenar sus tiempos de ocio. Así el pobre molusco vampírico no es más que otra disculpa a la falta de imaginación de nuestra especie.
Mis sueños a futuro no son muchos, por ahora me conformo con una de esas planchas para pelo que alcanzan 200 grados Celsius en 4 segundos. Ser Crespa no es fácil, desde afuera todo el mundo desea tus rulos, pero desde dentro peinarse en las mañanas y las negociaciones de paz en Irak son casi lo mismo… Bueno pero basta de quejarse porque “it´s nothing i have is really mine” podría ser de esas paladas irremediables y ni siquiera tendría mito sexual que me acompañara, como al sexo opuesto…
Así, 26 años después la no-princesita crespa dejó de comer tierra, se hizo vegetariana porque es animalista. Pasa su tiempo libre rodeada de su único súbdito gato, eso sí más fiel que garrapata regalona. Hace una tesis sobre la importancia de decir lo que uno piensa sin decirlo tácitamente y aprende de los misterios que enfrentan a muerte a Superman y Batman. Es verdad, en el final no comerá perdices, pero si vivirá feliz. Whitman y su Canto de mi mismo: “El halcón moteado se precipita sobre mí y me acusa, se molesta por mi charla y mi demora. A mi tampoco me han domado, yo también soy intraducible. Si no me encontraras al principio, no te desanimes, Si no estoy en un lugar busca en otro, en algún lugar estoy esperándote”. Aunque en mi caso el lindo halconcito este dándome de picotazos porque llevo horas abrazándolo y besándolo, pero si la vida no es perfecta ¿por qué tendría que serlo la muerte?...
Como ven soy un alma libre, a quien se le ocurre enseñarle a leer a las niñas y más encima con comics. Todos los interesados en alienación, Escuela de Frankfurt incluidos, escuchen mi consejo: jamás alfabeticen a los niños. Si quieren rebeldes, artistas, científicos y toda esa tropa de vagos que no estudia carreras tan insignes y rentables como periodismo, modelo top o narcotraficante regálenles esos cubitos con letras, de ahí a un futuro Matt Groening, Leonardo Da Vinci (dato rosa: él aprendió solo a leer por eso escribía al revés) o Cerebro solo un paso. Mientras el Gobierno gastaba millones de pesos en campañas pro-lectura a mi me castigaban por leer y no hacer mis tareas. Que culpa tengo yo que Pedro de Valdivia no haya leído “El señor de los anillos” para aprender como atractivizar las campañas militares. De haber previsto mi futuro más libros habría leído, porque más helados de manjar habrían acabado con el poco hígado bueno que aún me queda.
A pesar de todas las incoherencias que describo no estoy loca, ni me creo la peor de todas. Es sólo que la vida es tan inestable, en algunos segundos puedo estar muerta, entonces justo descubro que se me olvido hacer lo más imprescindible: VIVIR. Mi apodo es Nube, en realidad niña nube, “para mi no existe, la verdad no es más que un chiste” así caminando por el limbo se pasa mejor y se descubren cosas más entretenidas. Por ejemplo: luego de años de concienzuda reflexión y de comprobación empírica puedo decir que el cangrejo es inmortal porque existe una necesidad real de los humanos por llenar sus tiempos de ocio. Así el pobre molusco vampírico no es más que otra disculpa a la falta de imaginación de nuestra especie.
Mis sueños a futuro no son muchos, por ahora me conformo con una de esas planchas para pelo que alcanzan 200 grados Celsius en 4 segundos. Ser Crespa no es fácil, desde afuera todo el mundo desea tus rulos, pero desde dentro peinarse en las mañanas y las negociaciones de paz en Irak son casi lo mismo… Bueno pero basta de quejarse porque “it´s nothing i have is really mine” podría ser de esas paladas irremediables y ni siquiera tendría mito sexual que me acompañara, como al sexo opuesto…
Así, 26 años después la no-princesita crespa dejó de comer tierra, se hizo vegetariana porque es animalista. Pasa su tiempo libre rodeada de su único súbdito gato, eso sí más fiel que garrapata regalona. Hace una tesis sobre la importancia de decir lo que uno piensa sin decirlo tácitamente y aprende de los misterios que enfrentan a muerte a Superman y Batman. Es verdad, en el final no comerá perdices, pero si vivirá feliz. Whitman y su Canto de mi mismo: “El halcón moteado se precipita sobre mí y me acusa, se molesta por mi charla y mi demora. A mi tampoco me han domado, yo también soy intraducible. Si no me encontraras al principio, no te desanimes, Si no estoy en un lugar busca en otro, en algún lugar estoy esperándote”. Aunque en mi caso el lindo halconcito este dándome de picotazos porque llevo horas abrazándolo y besándolo, pero si la vida no es perfecta ¿por qué tendría que serlo la muerte?...
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